Friday, May 26, 2006

Dedicado a (...), quien por muchos días ha esperado este artículo. Para ti, con cariño en la modestia de mi escritura.

DOS MUNDOS PARA UN SER

¡Jamás había oído de Thelonious Monk!; cuando le escuché y vi, me impresionó. Mas aún cuando el jazz no era la música habitual para mí.

Quizá fuera su sonrisa casi infantil e inocente y su modo de caminar, pesado y tambaleante.
Pero, hay algo más. El saber que progresivamente sufría cambios en su personalidad y que se manifestaba en su talento musical, fue algo que me llamó profundamente la atención.

Por momentos se comportaba en forma normal, como pudiera esperarse, y... en otros, sus excéntricos movimientos le delataban el estar fuera de este mundo, sólo él sabía en cual.
¿Por qué me llamó extraordinariamente la atención? ¿qué había en él de distinto? Posiblemente fuera la música, llena de energía, la manifestación de mundos extraños, todo su ser inmerso en la composición e interpretación de su música.

Por sobre todo creo que fue la expresión pacífica de un estado mental y espiritual que no hacía violencia entre los normales. Fue ese ir y venir tan suave que concilia los dos mundos y que se encarna en su vida hasta el momento de su muerte, acaecido durante el sueño, en el '82.

Este ser experimentó el vivir en dos mundos, de dimensiones diferentes. Por un lado la realidad, representada principalmente por la racionalidad y, por otro, la dimensión que escapa a lo normal y que no está sometida a tiempo ni espacio.

Así, pues, creo firmemente que esta manifestación de vida fue privilegiada por este doble contacto. ¿Le era posible conciliar ambos? o más bien, ¿sería un terrible sufrimiento? Por largo tiempo desconocía a quienes le rodeaban, tan sólo el cariño y la comprensión, tan especial de su personalidad, le salvaban del infierno en que pudo convertirse para él este privilegio.

Vivimos sin comprender lo que está más allá de la realidad, estamos muy sumergidos en el mundo de los objetos, de las sensaciones inmediatas, que sólo nos aproximamos mediante el sueño a ese mundo diferente, pero que no tomamos en cuenta, tal vez por no tener las claves para la comprensión.

Feliz o desgraciadamente vivimos la vida con una barrera que nos impide pasar más allá de ella. Algunos logran franquearla con ayudas externas; otros, son ayudados por algo más natural e íntimo y en el caso particular de Thelonious por una enfermedad... la terrible esquizofrenia.

Escrito en 1998, Concepción – Chile.

Thursday, May 25, 2006


Hola, vecino.

Sin duda que me gustaría saludar a todos. Es un hecho que en nuestros tiempos todos somos conocidos, nadie puede aducir que vive al margen de los demás y quejarse de no recibir una palabra, al menos, de reconocimiento y, quien sabe, si de aceptación y buena acogida.

No parece absurdo decir que todos somos vecinos, que estamos a la mano, a pesar de encontrarme, en estos momentos, al otro lado del mundo y sin salir de mi casa y de mi barrio; pero, es una realidad que mi vecindario se ha ampliado más de la cuenta, sin yo quererlo y sin negarme a ello.

Cada día recibo saludos de vecinos que jamás pensé encontrar. Algunos me tratan como si me conocieran desde niño, otros, un poco más cautos y prudentes, me tratan de usted, como si fuera una autoridad o ejerciera un cargo al cual hay que tenerle consideración más de la cuenta.

En fin, así están las cosas hoy. A diferencia de lo que pasaba en mi niñez, esa que se desarrolló en un par de calles de una ciudad de provincia y que nos bastaba a todos hasta que crecimos. Luego se hizo insoportable, era necesario escapar y perderse en el tráfago de gente caminando en un sinfín de direcciones, dando la impresión de no ir a ninguna parte. Y nos fuimos desperdigando, cada cual y sin dolor tomó el camino que mejor le plugo.

No faltó el amigo nuestro que fue a dar por Europa, no sé si sigue por allí, pero ya ve, de nuevo lo tengo por vecino a pesar de estar unos metros más allá... en Europa. El resto no hicimos más que emigrar un poco más de cien kilómetros y nos armamos vida propia, amigos nuevos, actividades diferentes, y eso nos parecía que nos traía aire suficiente que respirar y pensábamos que teníamos vida nueva.

Así se nos ha pasado la vida, como de muy de pronto; llegó un momento en el que la velocidad cobró importancia y no nos dimos cuenta, pero bueno, ¡ya no hay cómo volver...! y me sigo llenando de vecinos y conociendo y compartiendo vidas nuevas y diferentes y vamos cambiando a unos y otros que esto nunca se detendrá.

Lo más terrible es pensar que, en este afán de tener que atender y dar tiempo a los otros, efectivamente no tendremos el tiempo suficiente. Es así y no de otra forma. Con tantos vecinos dando vueltas por ahí, es menester buscar un elemento que me permita decirles algo en el mismo tiempo y a la mayor parte de ellos.
Para eso está esta página... ¡para saludarte, vecino! y desearte que hagas lo que tienes que hacer, tal vez, lo que siempre quisiste hacer, pensar, decir; o no pensar, ni decir, ni hacer. Sé tú mismo, en este inmenso vecindario y si puedes permitirles a los otros lo mismo, seremos más felices.

¡Hasta luego Vecino!