Thursday, May 25, 2006


Hola, vecino.

Sin duda que me gustaría saludar a todos. Es un hecho que en nuestros tiempos todos somos conocidos, nadie puede aducir que vive al margen de los demás y quejarse de no recibir una palabra, al menos, de reconocimiento y, quien sabe, si de aceptación y buena acogida.

No parece absurdo decir que todos somos vecinos, que estamos a la mano, a pesar de encontrarme, en estos momentos, al otro lado del mundo y sin salir de mi casa y de mi barrio; pero, es una realidad que mi vecindario se ha ampliado más de la cuenta, sin yo quererlo y sin negarme a ello.

Cada día recibo saludos de vecinos que jamás pensé encontrar. Algunos me tratan como si me conocieran desde niño, otros, un poco más cautos y prudentes, me tratan de usted, como si fuera una autoridad o ejerciera un cargo al cual hay que tenerle consideración más de la cuenta.

En fin, así están las cosas hoy. A diferencia de lo que pasaba en mi niñez, esa que se desarrolló en un par de calles de una ciudad de provincia y que nos bastaba a todos hasta que crecimos. Luego se hizo insoportable, era necesario escapar y perderse en el tráfago de gente caminando en un sinfín de direcciones, dando la impresión de no ir a ninguna parte. Y nos fuimos desperdigando, cada cual y sin dolor tomó el camino que mejor le plugo.

No faltó el amigo nuestro que fue a dar por Europa, no sé si sigue por allí, pero ya ve, de nuevo lo tengo por vecino a pesar de estar unos metros más allá... en Europa. El resto no hicimos más que emigrar un poco más de cien kilómetros y nos armamos vida propia, amigos nuevos, actividades diferentes, y eso nos parecía que nos traía aire suficiente que respirar y pensábamos que teníamos vida nueva.

Así se nos ha pasado la vida, como de muy de pronto; llegó un momento en el que la velocidad cobró importancia y no nos dimos cuenta, pero bueno, ¡ya no hay cómo volver...! y me sigo llenando de vecinos y conociendo y compartiendo vidas nuevas y diferentes y vamos cambiando a unos y otros que esto nunca se detendrá.

Lo más terrible es pensar que, en este afán de tener que atender y dar tiempo a los otros, efectivamente no tendremos el tiempo suficiente. Es así y no de otra forma. Con tantos vecinos dando vueltas por ahí, es menester buscar un elemento que me permita decirles algo en el mismo tiempo y a la mayor parte de ellos.
Para eso está esta página... ¡para saludarte, vecino! y desearte que hagas lo que tienes que hacer, tal vez, lo que siempre quisiste hacer, pensar, decir; o no pensar, ni decir, ni hacer. Sé tú mismo, en este inmenso vecindario y si puedes permitirles a los otros lo mismo, seremos más felices.

¡Hasta luego Vecino!

1 comment:

Carosura said...

Asi es...
Ya la distancia no parece ser tan importante como antes...
Ya los espacios se acortan con la tecnologia...

Mas.. aun se extraña ver las caras.. reir...tocar al otro...

Eso... aun no...ningun computador te lo entrega....


Espero que nuestra comunicacion. aunque sea por este medio perdure...


Abrazos.
Gracias por el paseo en Lota.